jueves, 28 de enero de 2010

ÁRBOLES MONUMENTALES DE LA SOMOZA BERCIANA

Esta antigua Comarca (que lo fue hasta la absorción del municipio de Paradaseca por Villafranca del Bierzo) ha cedido protagonismo socio-económico para ser integrada en la Comarca Bierzo Oeste de nuestra Región.
Pero hay maravillas de las que puede presumir sin ningún recato y una de ellas es la de tener dentro de su área nada menos que cinco árboles monumentales o ecosistemas singulares, dignos de elogio y admiración.

EL “CAMPANO” DE VILLAR DE ACERO:
Aproximadamente a unos 20 kms. de Villafranca y, justo entre La Leitosa y Tejeira y flanqueándola un castañar a la izquierda en su acceso de entrada (de nombre “Daquelado”), se sitúa la localidad de Villar de Acero (Vilar de Aceiro).
Aquí los prados amplios, casi siempre verdes, de ribera, sus lameiros de aguas puras y cristalinas y sus robledales de antaño nobles que crecen y se desarrollan en el en todo tiempo húmedo acordeón desplegado de sus montes son la tónica habitual.
En el monte comunal de Villar se cobija toda una joya natural: el castaño “O Campano”, el ejemplar de todas las especies más ancho y grueso de toda la Península Ibérica. Se le puede reconocer como “el árbol totémico y simbólico de toda la zona”.
El gigantesco castaño, que ya ha cumplido centenares de años apegado a esta tierra, es un orgullo para los vecinos de Villar de Acero, Pedanía típica de la Somoza berciana y que pertenece al municipio de Villafranca del Bierzo, habiéndose incluido en el ámbito de protección de la Reserva de Ancares.
CURIOSIDADES:
Es, con total certeza, uno de los más emblemáticos, célebres, grandes, añosos y extraordinarios no sólo de todo el espacio circundante, sino también de Europa. Los entendidos y peritos estiman que su edad podría rondar los 800 años de existencia.
Este ejemplar mastodóntico está dimensionado con unas cifras de impresión: 34 metros de altura, su copa tiene de diámetro unos 16 m. y la longitud perimetral de su tronco alcanza los 15 m. y medio. Es decir, que sería preciso unir “en corro” a entre 9 y 10 personas-tipo con los brazos desplegados para abarcarlo en todo su contorno.
El enorme y viejo castaño está quemado y herido por las huellas incendiarias. Ahora, en consecuencia, apenas da cosecha de castañas, mientras que por los años 40 proporcionaba, para hacerse una idea, dos carros repletos tirados por vacas simplemente de oriceras, después de la recolección del fruto.
Su estado actual es debido a la grave repercusión que sobre él ha ejercido un fatídico y espectacular incendio en los años 80 y al abandono de la siembra de centeno (pan) en las fincas adyacentes.

ARCES O PRADAIROS DE PARADASECA:
Desde el mismo pueblo es de rigor girar una visita a una elevada y apartada ermita, protegida y custodiada por unos grandiosos arces (pradairos), con la intención de descender luego hasta la Campa del Pradairo (hoy, paradójicamente, sin arce) ya en las cercanías de los lindes del monte paradariego con el de Villar de Acero. Se trata de los tres renombrados esplendorosos pradairos de la ermita de Fombasallá.
Enfrente de la ermita de Sta. María Magdalena, en el lado opuesto del río Burbia, se pueden contemplar los restos de la antigua Herrería con un curioso mecanismo hidráulico, que tendría que haber abastecido durante todo el S. XIX a la fábrica de armas de Oviedo y que tuvo que ser clausurada al finalizar la Guerra de la Independencia.
La madera de los arces servía con frecuencia y buen aprovechamiento para hacer galochas, cucharas y cuencos, fundamentalmente.
En definitiva, estos tres arces o “pradairos” centenarios se revelan, cobijando a su amparo una vieja ermita, como la estampa típica y más divulgada entre los habitantes que todavía moran en las aldeas del ya extinguido antiguo Ayuntamiento de Paradaseca.

“EL MIRANDELO” DE POBLADURA DE SOMOZA:
Entre los soutos de nuestros pueblos y aldeas aún resisten sorprendentemente varios castaños monumentales, de los que durante siglos proporcionaron sustento a personas y bestias domésticas y silvestres. Como exponente definitivo de ello cabe aludir al Mirandelo de Pobladura de Somoza, desde el cual se disiva y abarca visualmente gran parte de la hoya berciana.
En Pobladura, las masas forestales características de ribera se entremezclan en una armonía insuperable con los aprovechamientos humanos tradicionales. Encinares y alcornocales de los que todavía se extrae y comercializa el corcho, viejos y originarios bosques nada adulterados (“morteiras”) en las cabeceras de los valles donde nacen fuentes y manantiales, escondiendo en su lejanía un impresionante tesoro biológico son alicientes más que suficientes. Lleras y penedos representan un paisaje mágico y hermético.
Como atractivos, hace falta aconsejar la contemplación de la pila bautismal y los vestigios de las minas romanas en el arroyo de Rubicales, en Pobladura de Somoza.


LOS CASTAÑOS Y LOS ROBLES DE PORCARIZAS:
La denominación o topónimo sugiere una piara o varias de cerdos, aunque se ha de desechar esta vía en un lugar tan apartado, montaraz y escarpado. Antes bien, la teoría más admitida se basa en elementos contundentes (gran biodiversidad y riqueza alimentaria de los bosques, abundancia de agua) señalando con toda probabilidad a la proliferación de suidos salvajes (dicho de otro modo, jabalíes o puercos monteses) que sí son capaces de soportar la duraza y las malas condiciones climáticas y del quebrado terreno que los “cochos” domésticos de ceba no aguantarían.
Una circunstancia por analizar y estudiar es el conjunto de Valles glaciares muy antiguos en Porcarizas, Campolagua, las Algeiras,… hasta el camino de confluencia o unión de Airadapedra con Burbia. Esta ruta o itinerario está plagado de fuentes y arroyos y de una vegetación arbórea profusa, frondosa y acaparadora, entre la que se muestran con brillantez los robledales a media ladera de las montañas, los arces o pradairos, los fresnos, los abedules, los serbales o “capudrios” humeiros, los tupidos acebales, hermosos e inesperados en altas latitudes.

EL VERRUGOSO DE PORCARIZAS:
El colectivo ecologista-conservacionista berciano “Tyto Alba” ha logrado impedir y rescatar de la tala un castaño centenario en la aldea somocense de Porcarizas, en el Valle del Burbia. El destino final de este singular árbol estaba orientado para embellecer algunos salpicaderos de “berlinas de lujo”. La Asociación, tras varias gestiones, consiguió igualar la oferta monetaria de 1.200 € que una Compañía maderera había lanzado y estaba a punto de ser aceptada por el dueño del valioso ejemplar.
Tyto Alba, a principios del 2.003, pretendía con su actuación que las Administraciones se implicaran directamente en la protección de estos árboles que se pueden catalogar como “auténticos y relevantes monumentos naturales”.
Tanto en Porcarizas, como en Villar de Acero y Teixeira se pueden observar con encantamiento diversos tejos de un porte excelente agregados con el caserío, como símbolos ancestrales que personificaban la eternidad, la protección y buena fortuna y la sabiduría e inteligencia.

MARCELINO B. TABOADA

miércoles, 27 de enero de 2010

LA JUSTICIA, “EN PRECARIO”

La Constitución señala que todos (principio de universalidad) tienen derecho a su igualdad ante la ley, a la tutela judicial efectiva y a un proceso sin dilaciones indebidas. La Justicia, por otra parte, somete a la Administración a legalidad, siendo un límite a la práctica de la arbitrariedad de los poderes públicos. Es un contrapeso y cortapisa a los poderosos y una garantía para los ciudadanos. Mas lo que sucede es que una justicia “lenta” ni restablece el orden social conforme al principio de inmediatez y eficacia ni tampoco da ninguna confianza a los usuarios que la necesiten.
Si el funcionamiento judicial en España es manifiestamente mejorable en El Bierzo es bastante lamentable, a saber:
- Se precisa la creación de un nuevo Juzgado Contencioso-Administrativo, una Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de León y la aprobación de un Juzgado exclusivo dedicado a la materia de “violencia de género” (al ser nuestra Región la que presenta un índice más alto en casos por mil habitantes y la segunda demarcación que contabiliza más en términos absolutos, por detrás de Valladolid). Se necesita, asimismo, una clara separación de jurisdicciones, para aligerar cargas y por el fundamento de especialización.
- Se ha de incrementar la plantilla de personal hasta homologarla en número con la de otros Órganos judiciales de capitales de provincia (16 funcionarios más), distribuidos de este modo: seis empleados destinados al Servicio de Notificaciones y Embargos, dos a mayores en el Registro Civil- debido al exceso de carga, en parte por aspectos relativos a extranjería-, además de la dotación para el Juzgado nº 2 de Violencia de Género y Familia y el Juzgado nº 3 de lo Contencioso-administrativo. Lo anterior se completaría con un nuevo funcionario para la Fiscalía de Área y varios para la Subdelegación del Instituto de Medicina Legal, que cubre los partidos judiciales de Ponferrada, Astorga y Villablino.
- En conclusión, lo mínimo admisible sería la habilitación de tres Juzgados de Instrucción, cuatro de 1ª Instancia, el de Violencia de Género, la Sección de la Audiencia y una Sala de lo Contencioso.
- Respecto a las condiciones de seguridad e higiene en que desarrollan sus funciones los empleados públicos, sólo se pueden calificar de precarias. Así, la Inspección de Trabajo informó de que las instalaciones del Juzgado nº 6 presentan muchas deficiencias por lo que hace a salud laboral. No hace mucho se produjo el derrumbe del techo del Juzgado nº 3 de Ponferrada, en horario no laborable. Anteriormente, al ponerse en funcionamiento regular el Juzgado nº 7 (a fines del 2008) se formularon quejas sobre el ofuscante calor por falta de ventilación, por el ruido y por una supuesta notoria exposición a las radiaciones.
- Lo que es evidente es que el entorno laboral del Palacio de Justicia ponferradino y las facilidades para un trabajo productivo y “sano” no son los adecuados. Fiel exponente de ello resulta ser la cifra amplia de traslados frecuentes de funcionarios (en resumen, 20 Jueces, 10 Secretarios y 123 funcionarios en poco más de siete años). Las motivaciones pasan por la sobrecarga de trabajo (un 52,40% de demasía en comparación con el máximo o tope establecido por el Consejo General del Poder Judicial) y otros aspectos negativos. En definitiva, el tema es serio pues no es de recibo estar jugando inconscientemente, por escasez de recursos y Presupuestos, con el pilar básico, irrenunciable e insustituible del Estado de Derecho.

(Extracto de la información proporcionada por CSI-CSIF Justicia)

MARCELINO B. TABOADA

martes, 26 de enero de 2010

FONCEBADÓN- CRUZ DE FERRO- MANJARÍN

FONCEBADÓN:
No quedan apenas restos o vestigios de esta localidad en la actualidad, pero fue en su tiempo uno de los lugares más conocidos (y reconocidos) en la Edad Media de la Comarca maragata. Hoy los únicos residentes que lo habitan se reducen a una pastora acompañada de su hijo.
Por lo que respecta a la época de dominación romana y, en alusión a sus explotaciones mineras, Sáenz de Ridruejo a propósito de Foncebadón afirma:
“Las laderas se cuajan de canales, desde la Cruz de Hierro. Están recogidos el Arroyo de Trabazos y el de Valdemarcen, llevándose las aguas de aquél a balsas en el propio Foncebadón, hoy en uso”.
La primera referencia cierta de la que disponemos sobre este emplazamiento fue el denominado como “Concilio de Monte Irago” que se celebró en el año 946, como cónclave que trató de poner coto a los incesantes y frecuentes robos y asesinatos que se perpetraban en el Camino de Santiago. Sin embargo, sería el monje ermitaño Gaucelmo quien dio impulso a esta zona al fundar una hospedería y una iglesia al remate del Siglo XI, que fue el germen de lo que posteriormente constituiría una abadía.
Debido a esta circunstancia, como era la atención permanente a los peregrinos que transitaban a través del puerto hacia la tumba del apóstol Santiago, el Rey Alfonso VI concederá a este poblamiento el singular y particular privilegio (año 1.103) de la exención de todo tipo de tributos a perpetuidad, y de esta manera se continuó durante los siguientes reinados de Fernando II, Fernando III, Carlos IV y Fernando VII.
Foncebadón se ubica en el itinerario que recorre la LE-142 entre las poblaciones berciana de Ponferrada y la de Astorga, capital de la Maragatería.
Su mayor virtud es ser un punto clave en el Camino de Santiago.
Madoz lo sintetiza en estos términos (1.845):
“Lugar en la provincia de León, part. Jud. y diócesis de Astorga, aud. Terri. y c.g. de Valladolid, ayunt. De Rabanal del Camino. Situado en el pueblo de su mismo nombre y camino de herradura que dirige de Astorga a Galicia; su clima es frío, pero sano. Tiene 48 cas., igl. parr. (Sta. María Magdalena) servida por un cura de ingreso y libre provisión; y t. buenas aguas potables. Confina al N. el puerto de Baxa; E. Sta. Marinica de Turienzo; S. Manjarín y O. Andiñuela. El terreno es de mala calidad; sólo produce centeno, patatas y yerbas de pasto para el ganado lanar y vacuno que cría. Pobl.: 43 vecinos, 188 almas”.
La primera noticia escrita y fiable que se tiene es un documento de 1.102 en el cual se habla de una donación localizada en el pueblo de Pedredo al eremita Gaucelmo.
Ya sea en los accesos al pueblo de Foncebadón, o bien en la próxima Cruz de Ferro, confluyen y se unen todos los caminos que pugnan por pasar a El Bierzo procedentes de los valles del Turienzo o del Duerna. A la misma vista de Foncebadón se observa aún con nitidez la llegada a su fin de dos caminos, uno es el que proviene de Rabanal del Camino (el vigente y moderno Camino de Santiago) y otro es el que parte buscando Veldedo y El Manzanal, con un desvío hasta La Maluenga, que tal vez originariamente fuera el ancestral Camino de peregrinación. Foncebadón es, pues, la “encrucijada vital de los caminos al Biezo”.
El camino o senda de la recua, que aprovecha ascendiendo por el valle del río Rabanal eludiendo o no la población, se dirige a la Cruz de Ferro o igualmente por Foncebadón. En el famoso hito de la Cruz se asimilan y conjuntan los caminos de Prada de la Sierra o el de Andiñuela, del mismo modo que llegan a ella el Camino de Benavente para El Bierzo, de tiempos medievales, y el de los arrieros que sube teniendo como guía el valle del Duerna.

CITAS LITERARIAS:
Foncebadón y, asimismo, la Cruz de Ferro son objeto de atención ya en 1.632 en la novela “La Niña de los embustes”, del autor Castillo Solórzano, aunque con bastante vaguedad en lo que afecta a la ubicación de dicha Cruz. En esta obra aparece por primera vez el vocablo “maragato”, si bien con ello se designa a algunas gentes de El Bierzo.
El villafranquino Fray Martín Sarmiento, uno de los padres de la cultura gallega, en su segundo periplo por Galicia (en 1.754) menciona también la presencia de otra de las cruces que delimitaban el coto otorgado a la alberguería de Foncebadón en 1.103: en este caso se trataba de una cruz cuya existencia se sitúa en el camino a Tabladillo.

LA CRUZ DE FERRO:
Siguiendo la sucesión de la Ruta Jacobea hacia la meta Jacobea, en primer lugar nos hallamos con Foncebadón, por donde ascienden esforzadamente miles de peregrinos que anhelan alcanzar la cercana Cruz de Ferro. No obstante, el nombre de la Cruz de Ferro es mucho más utilizado para referirse a la ascensión practicada desde la vertiente berciana. Al ser un trayecto usado por los ciclistas, un consejo es fundamental: al cruzarse con los peregrinos que vienen en sentido contrario una norma de cortesía tradicional es saludarlos con la palabra “¡Ultreia! – más allá, más lejos-, que es lo mismo que desearles cariñosamente un feliz peregrinaje y que, al final, acaben con paz y bien en Santiago.
Antes de enumerar ciertas notas interesantes sobre la Cruz de Ferro, cabe deshacer el equívoco en que incurren algunas publicaciones cuando muestran el nombre de “Cruz de Fierro”- en leonés.
La Cruz de Ferro, así se le llama, es un crucero que siempre desde que se recuerde ha servido como hito, mojón o fijación de límite en territorios del Camino de Santiago y, en este ejemplo especial, al superar el último tramo del Camino que nos permite la contemplación del valle berciano, en una panorámica totalmente imprevisible. De hecho, la Cruz antedicha está entre dos exponentes relevantes: los pueblos de Foncebadón y el de Manjarín, ambos tradicionales de la Comarca de la Maragatería.
Su estructura es simple, ya que consta de un palo basto y tosco, de una altura significativa (aproximadamente cinco metros), coronado por una cruz de hierro en su extremo superior o cúspide.
En la cima del Monte Irago se ha asentado esta emblemática y querida Cruz de Ferro. Estácompuesta por un gran poste de madera con una más bien reducida cruz de hierro en todo lo alto. Su base o soporte está formado por un gran amontonamiento de piedras de todos los tamaños y de diversas procedencias. Todo indica que aquí precisamente existió, en tiempos inmemoriales, un altar en honor y bajo la advocación del dios Mercurio, en cuya creencia y protección confiaban los caminantes que debían depositar un canto o guijarro en expresión de reconocimiento. Este uso o costumbre fue el que adoptaron las cuadrillas de segadores gallegos que procedían a aportar una piedra en este enclave la primera vez que seguían este Camino en busca de las mieses a segar de Castilla. Los peregrinos, sin una justificación unívoca, han hecho suya esta tradición y está, hasta cierto punto, “en boga”. La verdad constatable es que, desde este otero, se domina la increíble estampa de casi toda la Región de El Bierzo desde un circo de montañas, nevadas en invierno y con multitud de valles boscosos al alcance.
Algunos estudiosos van más allá, entendiendo que este monumento es, claramente, un “milladoiro”, una pila apreciable de guijarros o piedras de lo más variado que, desde los tiempos ancestrales, eregían los caminantes en determinados lugares para invocar a las divinidades protectoras presentes en los caminos.
En el aspecto señalado, la finalidad se concretaría en señalizar un camino cualquiera, como éste, pues las copiosas nevadas de rigor podrían ocultar el trazado o senda y así no habría peligro de perderse. A estos montículos pedregosos se les adjudicaba la calificación de Montes de Mercurio, en honor a esta divinidad de las comunicaciones. Esta costumbre tan popular fue cristianizada a partir del abad Gaucelmo (que regía las alberguerías de Foncebadón y de Manjarín) a principios del S. XI. Una razón más a favor de que ello fue así probablemente se basa en que la cruz original se puede visitar en el Museo de los Caminos de Astorga. Por otro lado, abundando en lo mismo, no muy lejos de este monumento mercuriano hallaremos otro a un poco de distancia en otro camino, éste en cambio es un poste o palo sin cruz.
Lo cierto es que, en las centurias últimas, los peregrinos han traído cada vez en mayor cantidad piedras o trozos de roca diversos hasta elevar un precario y pequeño monte. Se ha creado una leyenda, medio mágica-medio esotérica, que mantiene que los andantes peregrinos deben cumplir el rito de, trayendo una piedra de su lugar de origen, lanzarla de espaldas al enorme montón (en señal de alejarse por fin del duro puerto y para atraer la suerte, incluso).
Otros dicen o creen que la tradición de transportar piedras tiene una relación directa con la petición a los fieles creyentes de colaborar aportando materiales para la reconstrucción de la Catedral de Santiago.

MANJARÍN:
Cuando, pasado el Monte Irago, nos encaminamos por la vertiente en que los cursos de agua drenan y se orientan hacia El Bierzo, nos topamos con Manjarín (y su anejo casi destruido de Labor de Rey). Se asientan en una especie de “tierra de nadie” y han pasado por momentos de no considerarse no sólo maragatos, sino que ni tan siquiera integrados en la Somoza astorgana. A pesar de eso, a favor de la tesis “somocense”, se ha de argumentar que han estado bajo la dependencia del Arziprestazgo de la Somoza y que en Manjarín se contaba ciertamente con un Hospital de Peregrinos, dentro del antiguo Concejo de Andiñuela.
Cuando en 1.822 se publica la orden de constitución de la Provincia de El Bierzo, de efímera trayectoria quedando definitivamente suprimida en 1.833, se prefijó como límite la Cruz de Ferro y, si le damos validez al poco material que se puede consultar, se ha de concluir que no sólo Manjarín y Labor de Rey se integraban en la administración berciana, sino además amplias zonas de lo que correspondía al término privativo de Prada de la Sierra.
Manjarín, en las recientes etapas históricas, fue una instalación militar, base de telecomunicaciones ya abandonada, y que hasta hace poco desempeñó una función de sede de las cuadrillas para las labores de extinción de incendios forestales mediante medios helitransportados, semejante a la de Cueto, en Sancedo.
Manjarín tiene una particularidad reseñable: se ha edificado hace unos cuantos años un sencillo, rústico y austero albergue, atendido por el inconfundible Tomás, que es uno de los hospitaleros más peculiares y genuinos de todo el Camino. Se dedica “en cuerpo y alma” al servicio y asistencia a los peregrinos. Es bien sabida, fundamentalmente, su gran afición y apego a todo lo relacionado con la Orden templaria, siendo como su tarjeta de presentación su autoapodo de “El último Templario”.

MARCELINO B. TABOADA

EL CONDE GATÓN DE EL BIERZO

Gatón del Bierzo fue uno de los primeros condes bercianos y, entre ellos, el más famoso y conocido. Vivió en pleno Siglo IX. Destaca por haber desempeñado un papel crucial en la Reconquista guerrera de tierras en Galicia, El Bierzo, León y Zamora, al mismo tiempo que en su repoblación.

LINAJE:
Lo más aceptado y admitido lo sitúa como bástago del Rey Ramiro I, ocupando el segundo lugar en la preferencia en la línea sucesoria, detrás de su hermano Ordoño I. No obstante, hay historiadores que mantienen que, en realidad, era cuñado del anterior. En sus dos nupcias, tuvo seis hijos.
En primer lugar, se casó con Egilo, la cual le dio tres descendientes:
Bermudo Gatónez, Conde de Torres.
Ermesenda Gatónez, que contrajo matrimonio con Hermenegildo Gutiérrez, un poderoso caballero de la nobleza gallega, que se convirtió en mayordomo de Alfonso III, dux de Galicia y libertador de Coimbra. Su hija, Elvira Menéndez fue la esposa de Ordoño I de Galicia.
Savarico: Eclesiástico y Obispo de Mondoñedo.

SITUACIÓN GENERAL:
Cuando el nuevo Rey Ordoño llega al trono se propone delegar el gobierno de sus distintos territorios fronterizos con los musulmanes a integrantes de la familia real, quienes gozarán de amplia capacidad de decisión, salvando siempre su absoluta fidelidad. Así, su hermano Gatón se convertirá en Conde del Bierzo y su hermano (quizá, cuñado) Rodrigo será designado Conde de Castilla.
El acceso de Ordoño I a la Corona en el 850 coincide con una de las muchas rebeliones del caudillo de los Banu Qasi, Musà II, que extendía su dominio por todo el Valle del Ebro, entre La Rioja y Zaragoza. Musà II era un fiel aliado de su hermano bastardo Íñigo Arista, proclamado rey de Pamplona y ambos pretendían crear un reino independiente del Califato cordobés. Hacia el 852 las tropas asturianas, reforzadas por las gasconas, se enfrentaron a una suma de vascones y a las huestes de Banu Qasi en la primera batalla de Albelda, resultando vencedores estos últimos. En consecuencia, Musà II pasó a controlar la totalidad de lo que hoy se corresponde con La Rioja.

LA COYUNTURA EN EL BIERZO:
Durante unos cuantos años, el Bierzo se va a constituir en una vasta zona de transición o límite, a partir de la dura derrota de una expedición musulmana en Covadonga. Como se sabe, esto marca el inicio del Reino de Asturias.
Esta función de “tierra de nadie” es asumida por la región berciana en un intervalo de tiempo que va desde mediados del S. VIII hasta los años centrales de la centuria del S. IX, ya que durante el transcurso de los reinados de Alfonso II (791-842) y de Ramiro I (842-850) es cuando se va a comenzar la reconquista de El Bierzo. Ello supone la absorción e inclusión de la región berciana en el reino de Asturias desde casi todos los puntos de vista (territorial, político y administrativo). Unos años más tarde, bajo el reinado de Ordoño I (850-866), la expansión del reino mencionado abarca hasta el sur del espacio berciano, en cuya consecución tuvieron un papel esencial y destacado las gentes procedentes de El Bierzo.
Es tomando como referencia el reinado de Alfonso III (866-910), cuando se produce el momento adecuado en que se dan las condiciones en El Bierzo para que se desarrollen y configuren unas estructuras en los ámbitos demográfico, económico-social y administrativo.

LAS HAZAÑAS DEL CONDE GATÓN:
La invasión de los musulmanes sumió y hundió a El Bierzo en una grave crisis por la falta de población, con repercusiones económicas desfavorables, justo hasta el año 850, precisamente cuando Ordoño I confía al prestigio y renombre del Conde Gatón las tareas de reconquista y repoblación de El Bierzo. Esta magna empresa es aceptada y apoyada por grupos de castellanos, asturianos y mozárabes. Tomando como punto de partida un lugar del noroeste de El Bierzo (se cree que fue Paraxís, en el municipio de Balboa, conforme se deduce de la leyenda y tradición popular), se emprendieron varias campañas militares con la única finalidad de dominar toda el área de El Bierzo, León y Zamora, siguiendo un logro completo en el primer caso y en buena parte en los segundos.
Lógicamente, ello llevó aparejada una repoblación de las tierras conquistadas seguidamente, como preocupación fundamental, adquiriendo un notorio protagonismo en esa época en este sentido gentes provenientes de El Bierzo.
En el año 854 recibe el encargo el Conde de repoblar la Comarca astorgana y la Cepeda. De este modo lo atestigua un documento datado en el año 878 que cita al Conde Gatón, al frente del “populus de Bergido”. Ya posteriormente, a lo largo de lo que quedaba de siglo, se poblaron sistemáticamente diversas villas y aldeas que, al ser entregadas a gentes originarias de una misma región (El Bierzo). Algunos de estos pueblos conservaron sus topónimos alusivos a este hecho histórico y otros, sin embargo, han desaparecido totalmente sin dejar rastro. Como exponentes del uso actual del topónimo relacionado con El Bierzo, contamos como más evidentes: S. Pedro Bercianos, Bercianos del Real Camino y Bercianos del Páramo, en la provincia leonesa; Bercianos de Vidriales, Bercianos de Valverde y Bercianos de Aliste, en la provincia zamorana.
Con casi toda probabilidad, el Conde berciano fallece en el año 866.

CONCLUSIÓN:
Como nos enseña y explica Francisco González González, fue particularmente la invasión musulmana de casi toda la península y la reorganización política forzada subsiguiente lo que provocó que El Bierzo siempre dispusiera de Condes propios (cuyo máximo representante sería el Conde Gatón). Y esto independientemente de su pertenencia de los reyes de Asturias, a partir del siglo VIII, de los homónimos de León desde el S. X o de los Reyes castellanos en el Siglo XIII y ss.
Esta teoría es la más contrastada y, posiblemente, la más acertada.

MARCELINO B. TABOADA