sábado, 13 de febrero de 2010

NO A AQUALDRE ZINC

Aunque los argumentos de más peso que desaconsejan la instalación de Aqualdre Zinc, S.L. en El Bierzo son de corte ecológico, existen también otras razones en el ámbito económico, técnico,… no despreciables en su contra.
En primer lugar, como cuestión importante, cabe significar que el “proceso Waelz” por sí solo no es la mejor tecnología disponible (MTD). En la actualidad, además del procedimiento pirometalúrgico, se ha de aplicar otro hidrometalúrgico (o sea, el proceso llamado “Double Leaching Waelz Oxide”).
Otro aspecto de cierta importancia es la imprevisión de cantidades de suministro de polvos de acería. No es riguroso admitir una expresión tan ambigua como una serie de residuos peligrosos producidos en Castilla y León.
Otro frente abierto es el de la financiación de la inversión. Una Compañía Mercantil como Aqualdre Zinc, S.L., cuyo capital social es de unos 35.000 euros, es dudoso que pueda asumir una inversión de 29,6 millones de euros sin contar con subvenciones e incentivos públicos. Y ello es así, puesto que en la Convocatoria de 2008 se informó favorablemente por el Instituto para la Reestructuración de la Minería del Carbón el proyecto de valorización de los polvos de acería, susceptible de percibir subvenciones. Y cabe que, asimismo, otras Administraciones se impliquen con ayudas cuantiosas.
Sin embargo, la mayor repulsa que provoca el proyecto siderometalúrgico se basa en la contaminación potencial que producirá, indefectiblemente, tanto en el suelo adyacente como en el agua y en la atmósfera por la acción del viento.
Fundamentalmente, las ingentes cantidades de agua que precisa serán contaminadas, al igual que se sumarán en el mismo sentido las aguas pluviales.
Otra circunstancia que pone en entredicho tanto la sostenibilidad como la rentabilidad y viabilidad futura de la empresa reside en que Castilla y León no cuenta con fábricas que permitan llegar a aportar las 150.000 tn. de polvo de acería. Esto tiene dos repercusiones principales: la necesidad de examinar la eficiencia del transporte de residuos y el consumo de combustible según distancias y, por otro lado, su competitividad con respecto a las otras dos Empresas vascas (BEFESA y OÑEDER) del mismo sector y actividad.
En definitiva, hay que evitar que situaciones de fracaso total y de “engaño encubierto” se vuelvan a repetir como se dio con las promesas de instalación frustrada de SAF y NOELS en La Llanada.
Y es muy urgente distinguir entre Industrias que crean empleo y otras que, con fondos públicos (“cazasubvenciones”), subsisten mientras se las financie desde las Administraciones y que amenazan esporádicamente tomando como rehenes injustamente a su plantilla de trabajadores.

MARCELINO B. TABOADA

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